Somanés

Pequeña localidad situada a 847 m de altitud en la solana de la sierra que separa los valles de Aísa y Hecho, con el barranco homónimo al norte y hacia el sur la Canal de Berdún. 

Formó parte del municipio de Javierregay junto con la Venta de Somanés. En 1972 se incorporó al de Santa Cilia de Jaca, que en 1999 pasó a denominarse Santa Cilia. El fogaje que Fernando el Católico ordenó en 1495 daba a Somanés dos fuegos. En 1857 tenía 85 habitantes y contaba con 25 en 2004.

 

Mencionado por primera vez en un documento del año 1062 de la colección diplomática de la catedral de Huesca, las noticias sobre Somanés son muy escasas. Fue lugar de señorío eclesiástico hasta el siglo XIX, perteneciente al cabildo de la catedral de Huesca, que edificó su “palacio” junto a la iglesia, aún en pie. Tuvo venta al servicio del viejo camino de Jaca a Berdún.

Alargada calle Mayor en ligera pendiente que conduce al punto más alto donde se ubica la iglesia y, contiguo, el antiguo “palacio” del cabildo de Huesca, hoy muy remozado, aunque todavía con su antigua chimenea troncocónica. 

La mayoría de las casas se concentran a uno y otro lado de dicha calle, orientadas al mediodía. Hay magníficos ejemplos de pajares y cuadras, algunos aún con el tradicional tejado de losas, muestra del buen hacer y esmero de la arquitectura popular. 

Texto extraído de la web comarcal, leer más en https://jacetania.es/somanes.php

Somanés

 

Iglesia parroquial de San Julián

La iglesia parroquial de San Julián Mártir es un pequeño edificio que no presenta características arquitectónicas destacadas. Construido en sillarejo, consta de una sola nave de testero recto, detrás del cual se sitúa la sacristía.

Lo más peculiar es la articulación de los muros laterales mediante una doble arquería de medio punto: la inferior delimita el espacio para colocar imágenes (a modo de capillas), y la superior apea en pilares adosados que dividen la nave en tramos y sobre los que descansan los arcos fajones de la bóveda de cañón con lunetos.

Tiene coro alto a los pies y estrecha torre adosada a la fachada. En ésta se abre una portada en arco de medio punto de grandes dovelas y mediana factura que no difiere de las existentes en muchas casas de la zona salvo por la moldura semicircular que recorre su perfil por el interior. La dotación artística es modesta, con algunos lienzos del siglo XVII (entre ellos el de San Vicente Mártir, hoy en la cabecera), un sagrario barroco procedente quizá de un primitivo retablo mayor, la calajera de la sacristía, además de la pila benditera, con curiosa cabeza humana, la bautismal y la del aceite, ambas talladas en bloques monolíticos.

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